The Insomniac Teller

The Box of thoughts that lives somewhere in my mind

viernes, 13 de agosto de 2010

Cuando cae la Luz del Sol Pt.2

Un sonido leve salía de su garganta, un tono más grave que su voz, como si tratase de hablar pero el dolor se lo impidiese. Aún con su cuerpo contorsionado, luego de un instante de silencio hecho una carcajada. Su voz era diferente y cuando finalmente volteó su cara hacia mí también era otra. No pude esconder mi miedo y tampoco entendía que había pasado. Todo en ella había cambiado excepto su cabello y la ropa que llevaba puesta. Era ahora muchísimo más delgada, de aspecto anoréxico, su piel era pálida y sus ojos ennegrecidos aludían una locura descontrolada. Parecía que entre sus huesos y su piel solo fluía el placer de ese momento y su aspecto harapiento y retorcido fue quizás lo que me paralizó el pensamiento.

Luego de su carcajada, colocó de nuevo esa sonrisa sobre sus labios pero no había nada de inocencia, en su lugar pensé que los minutos atrás habían sido un juego y que la ironía de esta sonrisa era algo intencional. Y ella deseaba que lo entendiera. Extendió de nuevo sus brazos y esta vez el miedo en mí fue tal que no pude abofetearla, sino golpearla.

Pensaba una y otra vez que eso estaba mal, pero sus ojos afirmaban una verdad de muerte si lograba tomarme en sus brazos. No me restringí para defenderme, sentía que debía hacerlo y podía escuchar sus huesos quebrarse en mis manos. Esa carcajada, una burla descarada que con cada segundo se hacía más ruidosa y menos humana.

Cuando pude zafarme me vi con desespero corriendo, moviéndome sin control hasta que pude ir calle abajo, sin importar a dónde o que encontraría en el camino. Casi no podía respirar pero cuando dejé de escuchar a aquel monstruo sentí paz y no detuve mi paso. Estaba agotado pero no podía detenerme, no quería.

Una vez más el chillido rompió el silencio, para mostrarse saltando y haciendo piruetas mientras yo corría a lo más que daban mis piernas, tanta libertad de su parte me hizo entender que era vulnerable, y que no tenía oportunidad. No desistí pero se acercaba lentamente a mí, podía capturarme cuando quisiera pero se burlaba de mi debilidad.

Al sentir su respiración en mi hombro supe que sería el final del camino, pero repentinamente su cuerpo se detuvo como si algo invisible hubiese bloqueado su camino, y vi su cuerpo caer y romperse. Me hecho una última mirada, cargada de odio y frustración y un grito que me obligó a cerrar mis ojos.

Así entonces, su voz se fundió en el eco de la oscuridad y pude abrir mis ojos, me di cuenta de que todo había sido un sueño, y el amanecer se estaba levantando. Cuando nació la luz del sol, se vio erguida toda fortaleza, y lo natural se sobrepuso a lo sobrenatural. Pero... ¿Cuánta realidad cabe en la fantasía si el sueño es un relato del subconsciente?


Cuando cae la Luz del Sol Pt.1

Cuando cae la luz del sol, cae también una barrera, un escudo natural que hace la idea de que todo está bien. Cuando cae la luz del sol el pecho se contrae, como si el alma se enrejara a si misma tras las costillas más perceptiva que nunca. Sin ser miedo es una vigilia, una cautela, que escucha y aguarda los gritos del silencio.

Cuando la luz ha perdido todo lugar en la noche, los pasos dejan de darse en soledad. Esa necesidad de caminar más a prisa, porque alguien viene tras de ti, alguien o algo desea tocarte pero no ver es sinónimo de renegar la existencia de algo desconocido, o algo que no se quiere aceptar. Así entonces, me recuesto a dormir.

Es imposible dormir mientras se es vigilado, así como es imposible no darse cuenta de eso.

Pocos minutos después abro de nuevo mis ojos y frente a mi esta niña de cabellos negros y ojos oscuros me mira fijamente. Nada penetrante, solo una mirada dulce e inocente como si cada movimiento mío es digno de admiración. Debía tener alrededor de seis años, estaba sentada al pie de la cama con sus cabellos pasando los hombros y un vestido que cubría sus rodillas.Finalmente pregunté:

- ¿Eres tú quien camina siempre detrás de mí?

No dio palabra alguna, sola una sonrisa y seguido esto se abalanzó sobre mí con sus brazos extendidos y me abrazó tan fuerte como pudo. Por muy extraño que pareció y a pesar de no entender que sucedía no sentí miedo alguno. Cuando se decidió a soltarme pregunté porque estaba tras de mí, nuevamente su silencio y aquella inocente sonrisa mientras me veía con los ojos entrecerrados.

Asumiendo que no lograría que hablara traté de explicarle que está mal seguir de esa forma a las personas, y más aún si estas no lo consienten. Pero ella no apartó la sonrisa de sus labios, y mi paciencia comenzaba a alterarse. Repetí finalmente mi pregunta inicial y cuando hizo aún mayor su mueca alegre e incluso susurró una risa, me pareció un gesto atorrante, sabía a qué me refería y me evadía. Alcé la voz y hacía las dos preguntas una y otra vez, pero ella reía para sí misma sin darme importancia. Fue tanta la ira que esto me produjo, que sin darme cuenta había abalanzado mi mano sobre su pequeño rostro, abofeteándola con una brutalidad impensable.

No fue una necesidad, tampoco un deseo. Solo sucedió, y bajo ninguna circunstancia me imaginé alguna vez haciéndole eso… a una niña. Me sentí bestia, fui una bestia, detestable e impulsiva. Mis manos temblaron mientras las maldecía por actuar de esa forma, y aún estaba ahí la niña sin moverse con la cabeza ladeada. Mil horrores pasaron por mi cabeza pero lo mínimo que podía hacer en ese momento era pedir disculpas. Tratando de encontrar las palabras correctas se hizo entre nosotros un incómodo momento de silencio que se quebró por lo que sucedió a continuación.

Continúa...

domingo, 1 de agosto de 2010

Los 90 días vagantes

Llegó agosto, y con él dejo atrás todo lo que fueron los meses anteriores.

En junio me hice un año mas viejo, me convertí en un viejo gruñón y amargado, y quizás entre rabietas y payasadas maduré un poquito más. Traté de leer un par de libros y destruí por completo mi reloj anatómico. Por algún motivo me hice la idea de que la universidad me estaba consumiendo y pasé el mes con menos dinero que nunca.

No recuerdo cuando fue, pero este regalo es y será lo mejor del año

En julio seguí lamentando no haber ido al concierto de Franz Ferdinand, se acabó el Mundial y España es campeón (Bah), nada de nuevos amigos a mi repertorio y una noche con mucha lluvia y desorden que disfruté mucho con la gente de la universidad. Mucha gente casándose, mucha gente graduándose. El mes agridulce del año, jamás había comido tanta torta y jamás me había molestado tanto por alguien tan basura y fuera de mi importancia. Por primera vez extrañé los días ajetreados de la universidad y así de rápido como vino, julio se fue.

LONG NIGHT. But Fun as hell

Hoy es comienzo de mes y no muchas cosas han cambiado, estoy de vacaciones y no he hecho ningún tipo de plan, o al menos uno nuevo. Había planeado trabajar pero siempre se da la forma de estropear esa idea (y no porque yo quiera). Entro en la realidad de que pronto se terminará la universidad y si bien seré ingeniero, también seré desempleado en esta tierra de oportunidades (Sarcasmo*), además comienzo a extrañar a quiénes veía a diario. He leído algo de Southern Vampires y creo que me estoy volviendo obeso D: en serio.


Prefiero no hacer planes porque siempre llega septiembre y yo sin hacer nada. Al menos este año espero dejar de ser una bazofia, ilustrar las burlas sobre Edward Cullen, escribir algo decente, conseguir algún oficio y hacerme un nuevo tatuaje... O dos... O tres, quién sabe.

Uroboros ven a mi *O*

Conclusión:
Sufro sin compasión el castigo de la pobreza.